Desde el 17 de marzo de 2018, mes en el que salió a la luz el escándalo de
Cambridge Analytica, que la compañía de Zuckerberg ha protagonizado varios titulares concernientes a brechas seguridad, filtración de datos y
hackeos que han desencadenado en la
restricción de APIs de ambas plataformas.
Tampoco se salva el gigante de las búsquedas que, con el
cierre de su red social Google+, pretende cerrar una brecha de seguridad descubierta en marzo de 2018 y que afectó a la información personal de 496.951 usuarios. Por su parte
Amazon, el gigante de las compras online, experimentó recientemente un «fallo técnico» que dejó al descubierto el nombre y el email de varios usuarios.
Ante esta situación y agravado por la puesta en marcha de la
RGPD, ¿cómo han reaccionado los gigantes de datos? Por supuesto,
restringiendo sus APIs (Application Programming Interface o Interfaz de Programación de Aplicaciones) a terceros para garantizar la seguridad de los datos de los usuarios.
¿Qué significa la restricción de APIs y cómo nos afecta esta situación?
Las
empresas de monitorización nos nutrimos de datos que nos ofrecen las redes sociales y otros medios digitales para ofrecer un valor añadido sobre ellos. Es decir, aportamos la inteligencia de datos y las herramientas necesarias para descubrir
insights relevantes sobre estos datos para la elaboración de informes, trazar estrategias de social media marketing, etcétera.
Por lo tanto:
SÍ, la restricción de APIs nos perjudica a todas las empresas de monitorización.
Sin embargo, ¡todo tiene solución! ??
Mediante un sistema de obtención de datos públicos, en
Websays obtenemos los mejores datos y cobertura de Facebook e Instagram, ahora más limitados que nunca si se quieren obtener a partir de la API de dichas redes sociales.
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