Una nueva sátira pública se está extendiendo en París, rebosando mordacidad y sarcasmo. El brandalism (brand + vandalism), descrito como «una revuelta contra el control empresarial del reino visual», es el mayor movimiento de protesta contra la publicidad masiva que se ha conocido hasta ahora.

El brandalism se fundó en 2012 y desde entonces ha crecido diez veces, incluyendo artistas y activistas de todo el globo. Actúan reemplazando los anuncios comunes y corrientes de siempre —que te incitan desesperadamente a comprar cosas que ni quieres ni necesitas— por algo sutilmente diferente. ¿Lo ves?…

 

 


En la imagen se lee: «Sentimos que nos hayan pillado».

  Los artistas de guerrilla se han burlado del consumismo y han llamado la atención sobre empresas que perjudican el planeta, destacando su hipocresía a la hora de patrocinar las cumbres sobre el clima de la ONU, con más de 600 obras de arte esta semana en París. La protesta de los antipublicidad coincide con la marcha de cientos de personas de todo el mundo este fin de semana para apoyar un acuerdo sólido sobre el cambio climático. Las obras de arte repartidas por la ciudad, no obstante, se centran en las marcas patrocinadoras y en su hipocresía apoyando la cumbre sobre el cambio climático.


Los políticos tampoco se han librado de la mirada fulminante de los antipublicidad; arriba se ve a David Cameron vestido con ropa de la F1 cubierto por los patrocinadores como The Sun, mientras que, abajo, a George Osborne se lo critica por la dependencia continua del Reino Unido del petróleo.

 

Posteriormente, las obras se difundieron por los medios sociales desde la cuenta de @BrandalismUK y, luego, por una extensa y diversa audiencia general, lo cual permitió expandir el mensaje mucho más allá. En unas declaraciones, Joe Elan de Brandalism dijo: «Al financiar las charlas sobre el clima, los mayores contaminadores, como Air France y GDF-Suez-Engie, pueden publicitarse como parte de la solución… cuando, en realidad, son parte del problema».

 


Las protestas desafían a las empresas y a los políticos implicados, con el peligro de una crisis en los medios sociales siempre a la vuelta de la esquina. A medida que la protesta alcanza a un público cada vez mayor en los medios sociales, más y más medios de comunicación se verán obligados a comenzar a cubrir el fenómeno o a continuar haciéndolo. De ser así, resultará interesante ver cómo reaccionan.

Desde Climate Games esperan provocar una revuelta con una mayor desobediencia creativa por equipos, y crear un mapa de los resultados. En 2014 y 2015 tuvieron lugar eventos similares en Ámsterdam, en los que participaron más de 200 persona. Puedes encontrar más información o unirte a un equipo aquí.

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